miércoles, 12 de septiembre de 2007

SoÑaNdo....

Mientras Guadalupe se encontraba en soledad, en una noche de verano, en una habitación cálida e iluminada, ansiosa y nerviosa de lo que estaba a punto de ocurrirle en su vida, no obstante, no muy lejos de ahí se encontraba Luciana, una amiga, que se encontraba en su casa realizando su trabajo... ese trabajo odioso para ella, ya que le impedía estar junto a Guadalupe esperando el mágico momento, que hasta no terminarlo no podría ir.
Mientras Luciana hacía sus quehaceres, llamó por teléfono al lugar para ver cómo se encontraba su amiga y le informaron que aún le faltaba tiempo y que se podía quedar tranquila. Pero esas palabras de la señorita no la dejaron tranquila por lo tanto continuó mordiéndose las uñas, que para ese entonces no tenía más de donde morder.
Ella se preguntaba todo el tiempo ¿cómo? ¿cuándo? ¿de que manera? Guadalupe había llegado a ese lugar sin que ella se hubiese enterado... su mejor amiga se lo había estado ocultando durante mucho tiempo y en su cabeza no dejaba de pasar el por qué del secreto.
Llamó a la familia de su amiga para preguntar, pero la ama de llaves le dijo que se habían ido del país hacia un tiempo, por lo tanto ahí encontró el motivo del llamado de Guadalupe esa misma tarde, pidiéndole que la acompañara en ese momento de soledad.
Los minutos pasaban tan lentos hasta que llegó el llamado tan esperado, de que podía ir a recoger a su amiga. Entonces salió tan rápido como pudo y se tomo el primer taxi que paso por la puerta de su casa. El conductor del automóvil le pregunto hasta dónde iba a viajar y ella con sus nervios le contestó que lo más rápido posible tenía que llegar a la Clínica del Sol. Lo que ella le dijo, el conductor se lo tomó muy en serio, por lo tanto empezó a meterse por calles en las cuales circulaban muy pocos autos y en otras demasiados, tenía una velocidad que superaba la permitida para una avenida de una ciudad. A Luciana lo único que le importaba era que llegaran salvo y sanos al establecimiento, pero a su vez le preocupaba que el conductor fuera tan velozmente y un oficial lo parase y eso demoraría su llegada, por lo tanto iba rezando a todos los santos que conocía. Pero sus ruegos no hicieron mucho, porque el oficial de una de las esquinas más importante, hizo detener el auto en el que se encontraban, por lo tanto tuvo que esperar hasta poder continuar.
En el próximo semáforo, el taxi no pudo conseguir la onda verde, en la cual a partir de aquel, las luces serán verdes por aproximadamente un kilómetro. Pues tuvieron que esperar cada luz roja que aparecía en cada esquina.
Desilusionada ya, Luciana despejó su mente y comenzó a pensar la alegría que tendría Guadalupe con la llegada de su primer hijo... y así fue como llegaron a la puerta en la cuál Guadalupe se encontraría. Luciana le dejo a pesar de todo, una gran propina al conductor y subió tan rápido como le fue posible las escaleras hasta la habitación de su amiga. Abrió la puerta y mucho color y alegría salía de esa habitación. Las preguntas quedarían para después, ahora era tiempo de compartir el momento.

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