lunes, 29 de octubre de 2007

El Juego
-¿Hola? -Dijo Eva un martes por la mañana al teléfono.
-Hola Eva ¿cómo andas? Soy yo Laurita.- Se escuchó del otro lado.
-¿Qué haces amiga tanto tiempo?
- ¡Bien por suerte! –le dijo Laura- te llamaba para contarte que el Domingo me estoy yendo por trabajo a Colombia, por unos días y resulta que hace muy poco adopté como mascota a un lindo gatito, pero no tengo quién pueda venir a darle de comer por la mañana día por medio, ya que a las personas que pregunté ¡son alérgicas al pelo de gato!, y bueno pensé en vos, que te encantan.
Eva le contestó: - ¡Ay Lauris que lindo que hayas contado conmigo!. La verdad que no tengo ningún inconveniente en ir. Mañana si querés paso por tu departamento me comentás un poco dónde guardas la comida y demás detalles. ¿Te parece?.
-Listo- dijo Laura-. Te espero a las 11 ¿dale?
La conversación terminó con un saludo y con la confirmación de la visita al día siguiente.

Miércoles caluroso de Octubre a las 10 de la mañana, Laura se encontraba desayunando y pensando que se llevaría para este congreso laboral en Colombia. Le encantaba la idea de viajar y más aún a un sitio que no conocía, pero el simple hecho de pensar en que estaría todo el día adentro de un hotel la disgustaba y añoraba que a menos por la noche pudiese ir a conocer algún lindo lugar de Bogota, capital de Colombia.
A las once menos un minuto sonó el timbre del portero eléctrico. "Esta chica sigue siendo tan puntual como cuando éramos chicas", pensó Laura. Le atendió y le bajo a abrir.
Cuando Eva entró en el departamento quedó deslumbrada con la luminosidad de los ambientes. Tuvo un poco de envidia, ya que ella vivía aún en el pequeño departamento de su abuela. En su momento ella creía que era una envidia sana. Escuchó atentamente que la comida del gato, Cleo, se encontraba en la alacena del lavadero, que el gatito tomaba una tasita de leche a la mañana y que suele esconderse para dormir abajo del sillón que Laura tiene en el living. Dicho estaba de paso le encargo por favor que regara las plantas que estaban en el balcón y algunas menos que tenía en la sala de estar.
Después de esto, se quedaron charlando de qué eran lo que estaban haciendo, de la familia y otros detalles más que las unían desde que estaban en jardín de infantes.
Verdaderamente la casa de Laura era muy grande… tenía tres pisos, cada uno de ellos pintado de un color diferente al resto; dos baños, uno con hidromasaje; cuatro dormitorios, de los cuales dos se encontraban totalmente vacíos, el de ella estaba muy lindo decorado con colores verdes; un living comedor, con muebles modernos que seguramente había adquirido en Buenos Aires Desing; una cocina muy grande que daba al comedor, con un pasa platos muy grande; un quincho con terraza en la cual se encontraba una pileta de plástico y un escritorio lleno de libros una computadora y un sillón. Eva se quedó pasmada al ver tanta amplitud, pero no podía entender para que tanto, siendo ella aún muy joven y soltera.
Llegó el día domingo y Laura partió, por lo tanto el día lunes Eva iría… y así fue. Seguía haciendo un calor insoportable en la ciudad de Buenos Aires. Por suerte Eva fue a la mañana que no es tan caluroso como a la tarde. Hizo lo que debía: sacó la comida de Cleo, se la dio, le puso leche en su tarrito, lleno la pava con agua, se fue al balcón y regó todas los malvones, violetas y demás flores que Laura tenía en su balcón. Volvió a la cocina, volvió a llenar la pava con agua y se fue a la sala de estar a regar las plantas de interior que también tenía. Terminado el trabajo que Laura le había pedido que hiciera, decidió recorrer el gran departamento. Subió al primer piso, el de color rojo, donde se encontraba el escritorio y prendió la computadora, que dicho estaba de paso, aprovecharía para ver sus e-mails ya que Laura tenía banda ancha. Cuando la computadora terminó de encenderse, automáticamente se inició el servicio de mensajería instantánea de Laura. Eva no quiso tocar nada de ese asunto por lo tanto siguió como si nada estuviera pasando y abrió sus e-mails, cuando leía el segundo, un botoncito anaranjado empezó a parpadear en la pantalla, al cual ella al principio no le dio atención pero luego de un tiempo le comenzaba a molestar y decidió cliquearlo. Cuando lo abrió el contacto no estaba más en línea, pero decía "Laura mañana voy con gente a tu departamento para lo de todos los martes". Eva se quedó pensando para qué y quiénes irían todos los martes al departamento de Laura. Por un lado no se hizo mucho problema, porque llegarían la noche del martes y no encontrarían a nadie y por lo tanto se irían a sus casas. Pero la ansiedad por saber de que se trataba todo esto hizo que empezara averiguar por la casa algo que le indicara qué pasa los martes a la noche en la casa de Laura.
En ese mismo piso, el rojo, estaban las dos habitaciones que estaban vacías. Abrió las puertas de los placards y no encontró nada. Subió al segundo piso, el de color azul, y se encontraban las otras dos habitaciones y uno de los baños, el que tenía hidromasaje. En el baño no encontró nada más que unas fichas de juego del cual no entendía que estaban haciendo allí. Entro a la habitación al lado de la de Laura, y había una cama de una plaza contra la ventana que supuso que sería para algún invitado ocasional. Abrió el placard y encontró una estantería escondida llena de libros de brujería y hechicería, la cual le hizo pensar porqué se encontrarían ahí y no en el escritorio junto a los otros libros. Por último entró a la habitación de Laura y vio el orden que ella tenía en su dormitorio. El color verde era muy especial, Eva nunca había estado en un lugar en el cual sintiera tanta paz y armonía. Los llamadores de ángeles sonaban a la par con un sonido muy relajante y cayó relajada sobre la cama como si la hubiesen hechizado en un largo sueño y no había nada que perturbara su viaje de ensueño a las nubes, porque así fue como ella se sentía. Pero como todo sueño termina, y desde muy lejos empezaba a escuchar el ruido de un teléfono y cada vez más cerca lo escuchaba, y de pronto se había incorporado y el teléfono que estaba sonando era el de la casa de Laura. Lamentablemente o por suerte, para Eva, no llegó a atenderlo, pero sí a escuchar el mensaje que grabó el contestador. Era la voz de una mujer desesperada que le decía a Laura, que se iba a ir inmediatamente para la casa porque necesitaba de su ayuda con extrema urgencia. Eva quedó enmudecida, por lo tanto decidió en apenas dos segundos dejar todo e irse a su casa.
Durante todo el camino en colectivo se quedó pensando en todas las cosas extrañas que le habían sucedido en la casa de Laura, y también en lo que sucedería en la mismo lugar mañana por la noche, entonces decidió ir a la casa de Laura al otro día, aunque no le correspondía a ver si encontraba algo que la sacara de su incógnita para que se quedase más tranquila.
Al otro día cuando llegó, empezó a llamar a Cleo para darle de comer. Lo buscó en el balcón, en la cocina, debajo del sillón en el cual él dormiría, en el piso rojo, en el azul, y nada... sólo le quedaba fijarse en el piso amarillo y en el quincho - terraza. Cuando llegó al tercer piso se encontró con un baño y una puerta de color negra. Fue al baño y sólo vio un inodoro y una lamparilla encendida, con la cual dedujo que Laura la había dejado encendida ante cualquier eventualidad, aún así Cleo no estaba ahí. Se dirigió a la puerta negra y cuando la quiso abrir no pudo. Intentó con toda su fuerza abrirla pero no pudo. –"El gato no pudo haber entrado acá adentro y haber cerrado la puerta de la manera que esta cerrada"- pensó Eva, se dio por vencida y fue al quincho. Cuando llegó al quincho todo estaba muy ordenado y había en el lugar el típico olor que hay donde se hace exclusivamente asado, como a quemado o a grasa y carbón. Se fijo si estaba Cleo, y lo encontró debajo de la parrilla muy asustado y le tiró a Eva un tariscón, ella se asustó y dejo al gato solo, bajo a la cocina, en donde le proveyó su comida y su leche que en algún momento necesitaría. Se sirvió un vaso de gaseosa que había en la heladera y se sentó en el cómodo sillón del living. Ya le estaba asustando estar en la casa de Laura; mensajes extraños en la computadora y el contestador, una biblioteca llena de libros extraños, una habitación encantada y una puerta que no se puede abrir. Ahora lo que no podía entender era porqué el gato estaba tan asustado y escondido. Sobre todo ello tenía que encuadrar por qué iría gente esa misma noche a la casa. Terminó de relajarse y se fue para la casa de ella.
Habían pasado tres días de que Laura se había ido y Eva todavía no tenía noticias de ella, y dentro de tres más llegaría a Buenos Aires. Hoy iría gente a la casa de Laura y ella no le avisó a nadie mas Eva no sabía en qué estaba metida su amiga.
El miércoles a la mañana se dirigió nuevamente a la casa y encontró en la puerta del edificio marcas extrañas. Había cruces negras, líneas para todos los sentidos y ningún símbolo tenía relación con otro. Entró al edificio, luego con la casa y en el contestador había muchos mensajes de la noche anterior en el cual reclamaban que Laura atendiera el teléfono. A Eva le bastó lo suficiente para que esto siga ocurriendo con ella ahí adentro, empezó a revolver todo lo que encontró en el camino, hasta que halló el teléfono en el que se encontraría Laura en Colombia. La llamó, la encontró y le pidió por favor que le contara que era lo que estaba sucediendo, sino no iría más al departamento. Laura supuso que Eva era un poco drástica pero le confeso que en la casa de ella los días martes a la noche, se reúnen con algunos conocidos y a veces no tanto a jugar al pocker por dinero. Sabía que era ilegal pero que dentro de muy poco lo iba a terminar de hacer sin embargo todos los intentos habían fracasado ya que el juego y la gente la persiguen por todas partes, y pensó que mientras ella estuviese en Colombia las personas se alejarían de ella y es por eso que nadie quiso ir a cuidar a su gato. También hace préstamos a algunos y es por eso que la mujer llamó desesperadamente uno de los días anteriores para pedir ayuda. En la puerta negra del tercer piso se suele usar para jugar y es por eso que la dejó cerrada y bloqueada con un código de seguridad ya que ahí dentro guardaba mucho dinero. Le dijo que ella era consciente de lo que estaba haciendo pero que no podía hacer ninguna denuncia porque ella era la que patrocinaba el juego desde su casa. Las marcas en la puerta del edificio seguramente las dejaron en modo de mensaje mafioso y que a eso le iba a buscar solución apenas llegara. Le pidió por favor que se llevase a Cleo a su casa, si no tenía problema, hasta que ella regresara y solucionara todo.
Eva decidió no preguntarle acerca de sus libros mágicos y el poder de encantamiento del dormitorio, dado que se había "aliviado" con la respuesta de su amiga, por lo tanto dejo ese tema para otro momento. Acerca del miedo que Cleo había tenido el día anterior supuso que no había sido un susto sino un miedo del felino hacia ella por no reconocerla. Durante ese día se quedó unas horas más en la casa de Laura, hasta que Cleo le dio señales de confianza, lo metió dentro de una mochila y se lo llevó a su casa.
Luego de tres días de todo lo ocurrido, llegó Laura y pasó por la casa de Eva, a buscar a su gato y de paso a explicarle un poco mejor todo lo que estaba ocurriendo en la vida de ella. Quedaron en una fecha para cenar juntas y hablar de sus vidas, que tanto tiempo habían estado dejando de hacer. Eva no se enojó con ella, ya que no tenía porqué hacerlo y esperó que pronto Laura pudiera solucionar la gravísima falta legal que su amiga estaba haciendo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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